Elegir el color adecuado para las paredes de tu salón es clave para conseguir un ambiente armónico y acogedor. No se trata solo de tu gusto personal, sino de tener en cuenta la luz, el mobiliario y la sensación que quieres transmitir.
1. Evalúa la luz natural
Orientación de la estancia: Si tu salón da al norte, opta por tonos cálidos (beiges, arena, crema) para contrarrestar la luz fría.
Intensidad lumínica: En habitaciones muy luminosas puedes permitirte colores más oscuros sin que se vean apagados.
2. Ten en cuenta tu mobiliario
Contraste o armonía: Para muebles de tonos cálidos (madera, cuero) quedan bien fondos neutros tendiendo al ocre; para mobiliario gris o metalizado, los grises azules o verdes suaves funcionan muy bien.
Puntos de color: Si tu sofá o alfombra ya tienen un tono vibrante, equilibra con paredes neutras y añade ese color en cojines o cuadros.
3. Define la atmósfera que buscas
Relajante: Verdes salvia, azules suaves o grises cálidos.
Energizante: Amarillos mostaza, naranjas terracota o rojos apagados en pequeñas dosis.
Elegante: Tonos joya como azul noche, gris antracita o verde oscuro, combinados con molduras blancas.
4. Prueba antes de pintar
Muestras en pared: Aplica al menos tres tonos en áreas distintas y obsérvalos a distintas horas del día.
Acabado: El mate difumina imperfecciones, el satinado aporta luminosidad y el semibrillo es fácil de limpiar.